Primero pedimos indicaciones en una oficina de turismo en Chile Chico. Nos dijeron que no había sendero marcado para llegar al Valle Lunar, que sólo se podía acceder con un guía, y que ese día domingo no habían disponibles. Descontentos con la poca disposición de los que atendían, intentamos conseguir un poco de información con la gente local. Tampoco nos fue bien. Nadie parecía estar enterado de que a pasos de sus casas tenían uno de los lugares más asombrosos de Chile. Decididos a llegar a este misterioso lugar, recopilamos toda la información disponible en internet y en los mapas y nos lanzamos al camino.
Cómo llegar
Para llegar al Valle Lunar hay que salir desde Chile Chico hacia el sur-oeste. Se deben transitar unos 25 km por el camino que lleva hacia la Reserva Nacional Lago Jeinimeni. Se darán cuenta de que están en el lugar correcto cuando se topen con un cartel de madera que dice Reserva Nacional Lago Jeinimeni, seguido de otro más grande que muestra un trekking llamado Sendero Piedra Clavada con sus distancias y atractivos, entre esos, el Valle Lunar, que se encontraba a tan sólo 500 metros de nosotros, subiendo un pequeño monte que marcaba el inicio a lo que iba a ser una experiencia sublime.
cargocollective.com/nicolasval
Como queríamos llegar ese mismo día al corazón de la Reserva Nacional Lago Jeinimeni, decidimos visitar solamente el Valle Lunar de entre todos los atractivos que ofrecía ese sendero. Subimos durante 25 minutos un pequeño cerro que encerraba todo un universo en su cumbre: el Valle Lunar.
El paisaje es indescriptible. La tierra se vuelve un poco más arenosa, encargándose de sostener gigantes bloques de roca esculpidas por uno de los más grandes artistas naturales: el viento. Estábamos ante un espectáculo de colores y formas dentro de este paisaje desértico que ofrece la región de Aysén. Sobrevolaban los pájaros, el viento era constante y desde lo más alto de los peñascos se podían apreciar unas Vizcachas australes haciendo vida familiar más abajo en el valle.
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Nos costaba entender cómo se podía dar un paisaje así dentro de una Patagonia que se caracteriza por entregar bosques milenarios, ríos caudalosos y glaciares imponentes. Esto es porque todas las localidades ribereñas del Lago General Carrera poseen un micro clima que controla las temperaturas, teniendo veranos muy soleados e inviernos templados. Esto mismo hace posible el cultivo de hortalizas, frutas y cereales propios de la zona central del país.
Sin decir más, le aconsejo a todo aquel que se aventure a visitar la Carretera Austral, que conozca el Valle Lunar y se llene de su magnificencia, realmente es uno de los secretos más lindos de nuestra Patagonia.
Josefina Polanco