Vuelo de la Ardilla

Entrevistamos al hombre pájaro, quien con sus alas ha podido conquistar diferentes alturas, nos contó de su vida, del deporte y de su futuro. Además admite que: “Soy la persona más feliz del mundo, hago lo que me gusta” y se le nota a lo lejos.

Sebastián Álvarez, más conocido como “El Ardilla”, es piloto de wingsuit y actualmente es sexto del mundo en la especialidad. Hace pocas semanas dejó atónito a todo el país luego de saltar desde las alturas y atravesar la bandera chilena sobrevolando el cerro Manquehue a más de 200 km/h. Posee capacidades excepcionales y bastante precisas, ya que para realizar este tipo de deporte se necesita de absoluta exactitud, entrenamiento diario, muchas horas de vuelo en el cuerpo, pero sobre todo coraje. No por nada es campeón nacional y se encuentra dentro de los más destacados deportistas chilenos. “Salir sexto del mundo fue una sorpresa, no me lo esperaba. Antes de eso ni siquiera estaba dentro del ranking, fue mi primera competencia Redbull, afirma.

El sobrenombre que, por cosas del destino calza justamente con su personalidad y profesión, irónicamente al wingsuit también se le conoce como vuelo de ardilla. A temprana edad se caracterizaba por ser muy inquieto y lo sigue siendo hasta ahora, por eso “El Ardilla”. Saltar para este hombre pájaro es de las cosas más gratificantes de la vida, y se le nota, pues la pasión por el tema se le nota cada vez que habla de ello. Tiene 29 años y su pasión por volar fue heredada. Su papá fue quien le transmitió el amor por los cielos.

A temprana edad le interesó la aeronáutica, pero en ese entonces el surf era lo que lo mantenía ocupado, pues como buen viñamarino, el mar es otro de sus grandes amores. Se dedicó a surfear durante siete años, hasta que cumplió 18 años y su mamá le advirtió que debía estudiar una carrera. No lo pensó dos veces –y sin creer que conseguiría entrar– postuló a las Fuerzas Aéreas. A esa edad comenzó a estudiar y fue ahí cuando conoció el paracaidismo, incluso antes de aprender a volar aviones. A diferencia de lo que hace ahora, tuvo que aprender paracaidismo por sobrevivencia, esto es de las primeras cosas que se enseñan en las Fuerzas Aéreas por cualquier caso de emergencia en el aire. “Nada que ver con lo que hago hoy, nada que ver con pasarlo bien en el aire”, comenta Sebastián.

Paralelamente a sus estudios en las FF.AA hizo el curso de paracaidismo deportivo, sin imaginarse que años después ésta seria su profesión y no sólo eso, sino que también estaría dentro de los 10 mejores del mundo. Nueve años estuvo en la Fuerza Aérea, de los valores que aprendió y que mantiene hasta el día de hoy rescata la disciplina, el orden y la constancia. Se fue de Chile hace cuatro años y hoy vive entre California y Chile, donde aprovecha de hacer clases en SkydiveANDES­­. Hace sólo cuatro años que se dedica al wingsuit y ya está rankeado dentro de los mejores a nivel mundial.

Pero no todo siempre fue ser top10, para llegar donde está tuvo que trabajar muy duro. Se fue de Chile con sólo 50 saltos, –lo que es realmente poco– y vio una oportunidad en Estados Unidos que no dejó escapar. En Chile, el paracaidismo y en especial el wingsuit, deporte menos conocido, practicarlos es realmente caro. En cambio en Estados Unidos se puede saltar por US$15 aproximadamente. Para él la cosa es clara: en Chile no iba a desarrollarse al nivel que lo haría afuera y sabe que aquí no hay cultura de paracaidismo, pero sí admite que se ha ido formando de apoco. Además reconoce que: La gran mayoría de los deportistas parten como partí yo, parten con un sueño, con metas y para alcanzarlas hay que trabajar”. Aunque cuatro años es poco tiempo para ser sexto del mundo, Sebastián gracias a su perseverancia y constancia pudo lograrlo. El sueño americano para este chileno se cumplió: hizo su carrera allá y lo compara, “Es como que te vayai a surfear a Hawái”. El progreso en Estados Unidos es mucho más rápido, debido a que el nivel es más alto y las condiciones se dan y además son mejores.

Un día normal de Sebastián incluye cerca de ocho horas de entrenamiento. Sí, ocho horas diarias. Se levanta metódicamente a las siete de la mañana para tomar un desayuno liviano y después salir a trotar por al menos una hora. Su día continúa con más entrenamientos, después del trote parte a saltar. Desde las nueve de la mañana hasta las tres o cuatro de la tarde se concentra en el salto. Un buen día de entrenamiento tendría entre siete –mínimo– y 13 –máximo– saltos. Al ser una persona enérgica, luego de saltar realiza estiramientos y calma la mente con yoga o natación, dos deportes que va alternando con el wingsuit. En la tarde-noche, y como parte de su entrenamiento diario, va a un túnel de viento (túnel vertical con turbina que tira aire el cual simula una caída libre). El día puede terminar juntándose con amigos o editando videos de alguno de sus saltos en algún lugar del mundo.

Nadie en Chile tiene el nivel profesional que tiene Sebastián en la disciplina, esto lo motivó a realizar un proyecto personal y apoyado por uno de sus auspiciadores Redbull, quiso probarse a sí mismo. El fin del (salto) Manquehue fue saber cuán preciso podía ser a altas velocidades. No sabía qué tan preciso era y quería saber si estaba volando como yo pensaba que estaba volando” y lo comprobó.

Sobre esta experiencia cuenta que ha sido la más bacán hasta ahora, afirma que no por el hecho de que el video haya salido en todos los medios de comunicación y se produjera un boom de su salto, sino que “primero, por la calidad de la gente con la que trabajé, todos trabajamos por un mismo fin y segundo, porque como experiencia deportiva fue increíble”.

Su gran meta es ser primero en el mundo en su especialidad, pero sobre todo seguir haciendo proyectos audiovisuales que es lo que más le gusta. Me encantaría mostrar Chile, las montañas, los lugares que son increíbles para volar y que las personas de afuera conozcan Chile desde las alturas”. Y advierte, “Chile es un país que tiene las condiciones geográficas ideales para la práctica de este deporte. Si bien las montañas tienen que tener un cierto requisitos, por ejemplo que sean totalmente verticales y que tengan mínimo 250 metros de altura, en Chile las hay y de sobra”.

Para quienes están empezando a practicar el paracaidismo o piensan hacerlo, “El Ardilla” recomienda: Que se tomen con calma el paracaidismo o el basejump. Hay que seguir el conducto regular de aprendizaje, la teoría primero, la práctica después. No saltarse pasos, porque al hacer eso, es cuando las cosas salen mal. Respeto, disciplina y calma”.

Déjanos tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

One Response

También te podría interesar leer

Greenland Wax

CÓMO APLICAR CERA GREENLAND EN G-1000 Adaptarse a cualquier cosa que la naturaleza traiga El G-1000 es un material resistente con un tejido apretado que

Leer más »

G-1000

FJALLRAVEN ADAPTABLE PARA TODA UNA VIDA EN LA NATURALEZA El G-1000 el material base de Fjallraven. Lo usan en todo, desde mochilas hasta chaquetas y pantalones.

Leer más »