AndesTrailing: Altos de Lircay y Radal Siete Tazas

Ubicada a aproximadamente 50km al este de Talca, el poblado de Vilches es la entrada a una de las más bonitas reservas de la VII región: Altos de Lircay. Aunque es un atractivo turístico por sí misma, decidimos aprovechar el fin de semana largo para avistar no sólo esta reserva, sino también su vecina: la reserva nacional Radal Siete Tazas. En una travesía de aproximadamente 40 km que consideró tres días, pudimos apreciar impresionantes paisajes que incluyeron tupidos bosques sureños, ríos congelados, una cascada y espectaculares vistas de montaña. 

Somos  Francisco Escobar (@ikoescobar) y Diego Kaulen (@eldiegok) y formamos parte de AndesTrailing. Nos gusta hacer paseos outdoor en las cercanías (o no tanto) de Santiago, panoramas que se puedan realizar en un fin de semana y que sean compatibles con una jornada laboral full-time. Serán paseos asequibles a cualquiera con la motivación y ganas de conocer los Andes Chilenos de una manera entretenida. En esta ocasión te presentamos un tremendo paseo realizable en un fin de semana largo de tres días.

¡Se avecina un fin de semana largo! Nos habían comentado sobre una preciosa travesía en la VII región, que atravesaba las reservas nacionales de Altos de Lircay y de Radal Siete Tazas. La posibilidad de avistar dos valles contiguos (uno del río Lircay, el otro del río Radal) cruzando un pequeño cordón montañoso en tres días sonaba espectacular. Además, por la época en la que nos encontrábamos (principios de Noviembre), nos asegurábamos cursos de agua disponible, nieve en los puntos más altos de la travesía y temperaturas agradables para caminar. Era el momento perfecto. 

Comenzó la tarea, una búsqueda en Google de la ruta, seguido de algunos llamados telefónicos y ya teníamos armado un grupo de once personas que nos acompañaba. Estaba decidido: realizaríamos esta travesía para conocer un poco de la cordillera de la séptima región de nuestro país.  El jueves por la noche dejamos Santiago para hacer una primera parada en un campo cercano a Requinoa para acumular energías para la temprana levantada del día siguiente. El viernes (día feriado) partimos hacia el poblado de Vilches para empezar la travesía

DÍA 1

La caminata del primer día comenzó al medio día cargada de barritas de cereal, ollas, ropa, carpas, sacos, y lo más importante: ganas de conocer un nuevo lugar mágico de Chile

Figura 1: Ruta utilizada del GPS (http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3630520)

La mayor parte de este día transcurrió en medio de frondosos bosques nativos de la zona. Caminamos alrededor de 4hrs hasta llegar a una zona de campamento. Aquí se encontraba una gran cantidad de gente acampando a los pies de una plataforma en altura denominada El enladrillado”. Los lugareños de Vilches dicen que en este lugar aterrizan OVNIs.

No tuvimos la oportunidad de subir a ver este lugar y menos de ver OVNIs, dado que necesitábamos avanzar más ese día hacia nuestro objetivo y acortar distancias para el segundo día, que sabíamos se venía demoledor. Sin embargo, sí pudimos disfrutar de una agradable caminata bajo un acogedor bosque nativo que se imponía sobre nosotros y de conversar con simpáticos aventureros que se cruzaban con nosotros.

Figura 2: Bosques nativos entregando sombras en el primer día de caminata

Dejamos el marcado sendero de la reserva para enfilar hacia el norte. Nos dirigimos directamente hacia la reserva Radal Siete Tazas a la que llegaríamos el siguiente día en la tarde. Caminamos un par de horas más, acercándonos al cordón que divide los valles, por un sendero poco claro y que se perdía de vez en cuando. Ya a las seis de la tarde comenzamos a buscar un lugar para acampar, que fuera lo suficientemente plano y extenso para que cupieran todas las carpas, y que tuviera algún curso de agua cerca. No soplaba viento y el pronóstico del tiempo era positivo, por lo que no fue necesario buscar un lugar demasiado protegido.

Encontramos un lugar que no sale en los mapas y que muchas veces no se debería elegir: la cima de una pequeña loma sin señas de haber sido utilizada antes como campamento. Acá teníamos vista hacia el comienzo del recorrido del día siguiente por lo que pudimos organizarnos bien y para deleite nuestro, no se veía ningún indicio de presencia humana en 360°.  Mejor, imposible.

El hambre se hacía sentir, y con una contundente comida llenamos nuestros estómagos. Contemplamos el atardecer en este idílico lugar a sabiendas que éramos los únicos acampando en este terreno de nadie entre las dos reservas. Los cerros se fueron oscureciendo poco a poco y nosotros entrando a nuestras tiendas para reponer energías.  

Figura 3: Preparando comida en campamento con vista hacia el recorrido del segundo día

DÍA 2

La levantada el segundo día fue a las 5:00AM. Este día era el más duro según itinerario: debíamos cruzar el cordón montañoso que separaba las dos reservas, remontando un desnivel de alrededor de 800m. Tomamos desayuno, desarmamos campamento y, dejando todo igual que como lo habíamos encontrado, emprendimos la caminata. A medida que amanecía y ganábamos altura, la vegetación fue desapareciendo dando paso a la nieve y a algunos esteros congelados. En este punto, el sendero desapareció por completo en algunas ocasiones (estaba sepultado bajo la nieve), por lo que fue muy útil contar con un celular. Procuramos descargar la ruta antes de partir y, con ayuda del GPS incorporado, pudimos recorrer exitosamente la travesía.

La improvisación y la creatividad no estuvieron ajenas para buscar la ruta ideal; siempre es una herramienta indispensable cuando se tienen momentos donde el mapa no tiene cómo ayudarte, y esta vez no fallamos. Vistas impresionantes nos acompañaron mientras caminamos por el filo montañoso donde la vista del volcán Descabezado Grande y de ambos valles (del Lircay hacia el Sur, y del Radal hacia el Norte) nos hizo detenernos varias veces a tomar fotos y a apreciar el paisaje. 

Figura 4 y 5: En las alturas del cordón entre valles y vista hacia el Valle del Lircay 

Figura 6: La infaltable foto de grupo en el filo del cordón. Atrás se aprecia el bello Volcán Descabezado

Después de 5 horas de ascenso llegamos al punto más alto. Bajamos un poco hasta un lugar sin mucho viento y nos detuvimos a almorzar y a hidratarnos. Acá nos dimos un descanso y sin darnos cuenta, tuvimos uno de esos momentos que uno siempre recuerda: descansando en un filo con vista a todo un valle mezclado de vegetación, tierra, nieve y agua con cerros de extrañas formas y combinación de colores. La conversa nunca está de más, pero el silencio a veces es la mejor alternativa para disfrutar.

Figura 7: Vista hacia el Valle del Radal antes de comenzar el descenso

Despertando del descanso (para algunos literalmente) tuvimos un abrupto descenso por un acarreo bastante extenuante, aunque ayudados por una vista increíble. En esta parte la orientación fue muy fácil, ya que en todo el descenso se veía claramente el lugar a donde debíamos llegar: el camping a los pies del “Colmillo del Diablo”. Bajamos hasta llegar a la base del valle que nos acogió con un pequeño pero seductor bosque de Roble. Descansamos unos minutos y luego debimos cruzar el valle por completo para llegar al extremo norte y al fin encontrar campamento.

Figura 8: Abrupto acarreo con un precioso bosque de Roble esperándonos abajo en el Valle del Radal

Cuando ya las energías escaseaban y el reloj daba las 6PM, llegamos a 50m del campamento. La sorpresa fue ver que para llegar, ¡debíamos cruzar un río! El agua estaba muy helada pues provenía de deshielos, y para los más bajos el agua les llegaba hasta las caderas. Fue una sorpresa que le agregó una cuota de aventura a este segundo extenuante día y además se aprovecharon de lucir los más caballeros que ayudaron a las aventureras a cruzar. Cruzamos todos y luego levantamos campamento junto a mucha gente que había llegado aquí antes desde la RN Siete Tazas. Algunos fuimos a visitar una cascada que quedaba media hora remontando una colina en la que vimos la puesta de sol. Volvimos a encontrarnos con los que no habían subido para compartir una reponedora comida. Descorchamos una botella de vino que habíamos llevado y después de unas buenas conversaciones nos fuimos a dormir. 

Figura 9: Campamento a los pies del "Colmillo del Diablo"

DÍA TRES

El tercer día, si bien era suave en el aspecto físico, necesitó que algunos madrugáramos de manera de recuperar los autos que dejamos en Vilches. Después de caminar por 3hrs por un sendero muy marcado (ya en la RN Siete Tazas), llegamos a la entrada de la reserva, en donde debimos hacer dedo para bajar al poblado de Molina. Por suerte dos hombres de Puerto Montt nos llevaron bastante rápido. En Molina habíamos dejado un auto con el que fuimos a buscar los otros dos que dejamos a la entrada de Altos de Lircay quienes llegaron a las 10:20AM a la base. Era una opción seguir a los pozones en las siete tazas, pero por el cansancio decidimos dejarlo para otra aventura. Este último día fue un poco tedioso pues debimos recorrer muchos kilómetros en auto, pero valió completamente la pena.

En sólo tres días recorrimos casi 40km y avistamos hermosos paisajes cada uno invitándonos a volver y recorrer cosas nuevas. Terminamos la travesía con hambre, sed y agotamiento físico, pero con la cabeza pensando en una única cosa: ¿cuándo sería la siguiente salida?

Figura 10: Cascadas para aprovechar una puesta de sol y terminar el día

AndesTrailing: Diego Kaulen y Francisco Escobar 

 

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