Por sudamérica en combi – Semana 2

Partimos nuestro viaje hacia Potosí. El camino es muy distinto a lo que hemos viajado. Son muchos cerros de distintos colores. El sector es conocido por sus riquezas en minerales, es por eso la cantidad de colores. Es impresionante el camino, muy seco con mucha fauna como llamas, vicuñas, burros y vacas, pero derrepente aparecen grandes árboles que crecen en este clima. Es un camino muy bonito para recorrer en auto, el único problema es que son 300 km de pura cuesta subidas y bajadas, por lo que nos preocupa nuestro auto por cómo responderá además de estar a 4100 metros de altura sobre el mar. Al final llegamos a paso lento por las cuestas, pero sin ninguna falla. Un relajo para nosotros.

La primera impresión que tuvimos de Potosí fue de impacto por la cantidad de gente y autos que circulan todos por los mismos caminos, es como sí los autos y las personas se pasearán de igual a igual por las calles y veredas. Esta cuidad queda metida totalmente en el cerro es pura subida o bajada, al estilo de Valparaíso con grandes murallas, con calles muy pintorescas. Dejamos el auto en un garaje barato, nos instalamos en un alojamiento llamado Ferrocarril que era del más barato, total solo queríamos tener todo el día para conocer esta curiosa ciudad. Conocimos gran parte de las calles, fuimos a ver museos para ver la historia de la ciudad y subimos a una catedral con la mejor vista de toda la ciudad. Ahí descubrimos que la mayor grandeza de la cuidad era el cerro rico en donde trabajaban minas de plata y cobre, haciendo de esta, una de las ciudades con más riquezas de Sudamérica antiguamente. Recorrimos el cerro sin tour y tuvimos tiempo para subir a la punta quedarnos a ver la gran vista, el rato que quisiéramos. Muy buen paseo, pero cansador, se siente la altura.

En las noches no había tanto movimiento, los turistas que habían se acostaban temprano y habían restoranes y bares, que duraban hasta temprano. Por eso decidimos ir en busca de algún carrete local, siempre teniendo cuidado por el sector en que nos podíamos meter. Después de comer y tomarnos unos tragos en un bar, fuimos a una discoteque, que nos engrupieron que era la mejor, entramos y no había nadie jaja. Nos tomamos un par de tragos, y justo llego un grupo de 6 chiquillas que estaban en una despedida de solteras y luego se iban a la disco local buena, que era la Valentino, así que nos sumamos a ellas y partimos a la disco. Chica, pero con buena música, la fiesta siguió hasta la madrugada, muy buen carrete, y conocimos a muy buena gente de Bolivia.

Al día siguiente, nuestra idea es partir a Oruro o quizás hasta llegar a La Paz. Fuimos a buscar el auto y no nos quiso prender. Hasta ahora ese día a sido el más largó y cansador del viaje, no hubo caso en prenderlo, hasta lo tratamos de hacer andar en bajada y no pudimos. Algún problema con el partidor seguro tenía, además de la altura y el frío del lugar. Después de recorrer toda la cuidad preguntando y cotizando con grúas y mecánicos lo pudimos dejar en uno. El problema es que era sábado, por lo que tendría que quedarse ahí hasta el lunes y ahí recién ver el problema. No nos quedo nada que hacer y nos alejamos de ella de nuevo, siempre con el desagrado de separarnos.

Seguimos aprovechando de conocer, tratando de olvidar el problema con el auto. Nos cambiamos de hostal, para encontrar uno mas cerca del centro y más entretenido. Ahí llegamos al hostal La Paz, en donde era un lugar más cómodo, sólo un poco más caro y más entretenido. En este hostal habían puros Argentinos en donde conocimos a ale, su señora y su hija, a Pedro, y por último a Brenda y su primo Gustavo. Gente muy buena onda, todos fanáticos de la música y la artesanía, que tuvimos el agrado de compartir momentos y algunos copetes.

Llegamos al lunes que sabríamos cual era el problema con la camioneta, y si tenía arreglo dentro de nuestro presupuesto. Por la altura costaba mucho que prendiera y eso hizo que se quemara el partidor, como nosotros esperábamos, se pudo arreglar, pero sabíamos que la camioneta tenia problemas con la bomba en la altura. Tira mucho humo al prender y se nota cansada. Vamos a seguir, pero sabemos que nos puede seguir costando prenderla en la altura y el frío.

Finalmente partimos en dirección a Oruro, pero sin intención de quedarnos para estar más tiempo en La Paz. Les ofrecimos a los Argentinos llevarlos si es que alguno necesitaba, y se nos sumo Brenda y Gustavo a nuestra casa andante. Pasamos Oruro y se nos hizo tarde. Para llegar a La Paz, por lo que paramos a dormir en la mitad del camino. Muy lindo y un agrado poder parar en cualquier parte, poder cocinar y compartir en la mitad del camino.

Al otro día llegamos a La Paz. Es una ciudad inmensa, por lo que dejamos el auto en un alojamiento y dormimos allá con nuestros amigos argentinos. Pudimos pasear por La Paz todo el día. El centro es muy incesante con muchos parques y lugares verdes para conocer. Además tienen un teleférico como movilización como especie de metro, que se puede ver toda la ciudad, impresionante. En la noche compartimos vino y cerveza con los Argentinos y aprovechamos de descansar.

Ya es 17 de septiembre, la idea es partir al otro día en la mañana hacia Copacabana, que queda en el lago titicaca cerca de la frontera con Perú, para celebrar el 18 con una amiga de nuestra Universidad y sus amigas que iban a estar allá. Pero antes de ir, ese mismo día teníamos otra gran ocasión. Nos entregan los resultados de nuestro examen de grado, que es lo último que nos queda para terminar la carrera. Aparte nos puede influir en el viaje si es que son malas las noticias. Fuimos a un lugar con internet y pasamos los dos, por lo que el 18, iba a tener una doble celebración.

Todo preparado para partir en la mañana hacia Copacabana. Ya es 18 y lo único que queremos es rendirle honor a la patria, ya que nos sentimos lejos de ella y de la gente Chilena. Tratamos de prender el auto. Una. Dos. Tres… Y así sucesivamente. No prende. Con mucha decepción todavía no sabemos que va a ser de nuestra celebración.

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